Este año se cumplen treinta y cinco años de la primera norma vietnamita sobre inversión extranjera, la Ley Nº 04-HDNN8, una ley que supuso un punto de inflexión en la apertura de la economía vietnamita al exterior y que tuvo como principal objetivo crear un marco regulatorio favorable para la inversión extranjera. Entre sus aspectos más reseñables, destacan, por ejemplo, los relativos a la posibilidad de constituir una sociedad con el 100% de capital extranjero, aunque, eso sí, limitada a 50 y, excepcionalmente, a 70 años, y a ciertos sectores; el derecho a repatriar o transferir beneficios, royalties o capital invertido; y la garantía de un trato justo y equitativo, con la protección, como máxima expresión de seguridad jurídica, frente a todo proceso de confiscación o nacionalización.

Tras sucesivas reformas a lo largo de las años, la Ley Nº 03/2022/QH15 supuso un nuevo punto de inflexión en este proceso de apertura, al modificar, entre otras leyes, la Ley Nº 67/2014/QH13, suprimiendo en unos casos la exigencia previa de contar con un proyecto de inversión y de obtener un certificado del registro de dicho proyecto; ampliando en otros los incentivos o apoyos a la inversión; o descartando, en fin, los avales para la ejecución de proyectos de asignación, arrendamiento o cambio de uso de tierras. Y al eliminar, además, el monopolio estatal de los sistemas de transmisión eléctrica, permitiendo a todo tipo de sociedades, incluidas las de capital extranjero, la inversión en estos sistemas y la operación de los mismos.

En esta misma línea liberalizadora, a comienzos del pasado mes el Viceprimer Ministro Vietnamita, Pham Binh Minh, firmó la Decisión Nº 667 / QD – TTg (Decisión 667), que aprueba la Estrategia Nacional de Cooperación para la Inversión Extranjera para el período 2021-2030, y que continúa, por un lado, la Resolución 50 – NQ – TW, del Politburó del Partido Comunista Vietnamita, y, por otro, la Resolución 58 – NQ – TW, del Gobierno Vietnamita, en materia de inversiones. Pues bien, dicho ésto, ¿qué es lo que persigue esta Estrategia? ¿cuáles son sus puntos más destacables? ¿ a qué sectores afecta, privilegiándolos, en su caso, respecto de otros? ¿ en qué medida puede resultar atractiva para las empresas españolas? ¿ qué conviene tener en cuenta a este respecto?.

La Estrategia persigue ratificar, e incluso incrementar, el gran momento que está viviendo la Inversión Extranjera Directa (IED) en Vietnam, tal y como lo refleja el hecho de que en los seis primeros meses de 2022 haya alcanzado la cifra de USD 14.000 millones. A tal efecto, pretende reposicionar los flujos de inversión, con objeto de reducir los mercados de alto riesgo y/o litigiosidad y, en consecuencia, aumentar la participación de capital procedente de Asia, Europa y los Estados Unidos, para que llegue a un 70% del total de capital invertido en Vietnam en 2025 y a un 75% en 2030. En este sentido, prioriza, por parte de Asia, a Singapur, Corea del Sur, Japón, China, Taiwán, Malasia, Tailandia, India, Indonesia y Filipinas; por parte de Europa, a Francia, Alemania, Italia, España, Rusia y UK; y, claro, a los Estados Unidos.

A fin de conseguir estos objetivos, esta Estrategia busca mejorar la normativa vigente y sus estructuras, así como desarrollar un sector empresarial fuerte, dando el máximo apoyo a las empresas de alta tecnología, productoras de hardware, software, semiconductores, equipos de telecomunicaciones, o servicios informáticos; o a las start-ups. En concreto, prevé poner en marcha nueve propuestas, entre las cuales sobresalen las relativas a la regeneración de la calidad, eficiencia y competitividad de la economía; el aumento de la inversión destinada a la puesta en marcha de un ecosistema de ciencia, tecnología e innovación, de acuerdo con lo dispuesto en la Resolución 52/ NQ – CP sobre Industria 4.0; y la modernización y diversificación de la promoción de inversión extranjera.

A falta de un posterior desarrollo y concreción de estas nueve propuestas, no cabe duda de que en sí mismas constituyen un paso más en el objetivo de convertir la inversión extranjera en un sector cada día más atractivo, avalado además por unos factores demográficos, sociales y políticos favorables, así como por una previsión de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) de entre el 6% y el 7% en los próximos tres años. En este contexto, los sectores que conviene tener en cuenta por las oportunidades de negocio que representan son, entre otros, la logística, la tecnología (comercio electrónico, fintech, edtech), servicios públicos (energía limpia, suministro de agua, tratamiento de residuos), sanidad y educación, producción industrial ( piezas, embalaje, bienes de consumo) o polígonos industriales.